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Clima

Creemos que todos tienen derecho a vivir en un planeta saludable.

Un perfil lateral de tres mujeres de pie en una fila y erguidas mientras descansan sus manos sobre herramientas agrícolas de madera. Están de pie en un campo verde lleno de cultivos en un día soleado.

Nuestro objetivo 2030: 25 millones de personas pobres y marginadas, en particular mujeres y niñas, han fortalecido su resiliencia y capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático y están contribuyendo a la transición energética.

La escala y la urgencia de la crisis climática global exige un mayor esfuerzo de CARE para promover la justicia climática para abordar las consecuencias de género del cambio climático y los factores que lo causan.

CARE sabe que el cambio climático agrava las desigualdades existentes; tiene un impacto desproporcionado sobre las mujeres y las niñas debido a los roles y tareas que se les asignan y la discriminación que enfrentan. En caso de desastre, el riesgo de muerte es mayor entre las mujeres y los niños que entre los hombres. Sin embargo, las mujeres también están en primera línea cuando se trata de combatir el cambio climático, exigiendo justicia y adaptándose a sus consecuencias.

La crisis climática pone en peligro los beneficios y el progreso ya logrado para abordar la injusticia de la pobreza y las desigualdades de género en las comunidades donde CARE trabaja. También aumenta la necesidad de responder a necesidades humanitarias cada vez más urgentes. Esto tiene un impacto tremendo en los esfuerzos de CARE para superar la pobreza y la injusticia social.

132

millones

más personas pueden verse empujadas a la pobreza por el cambio climático para 2030

Se estima que el cambio climático puede empujar a 132 millones de personas más a la pobreza para 2030. Fortalecer la resiliencia de las personas más pobres y marginadas, especialmente las mujeres y las niñas, al tiempo que se fortalece su capacidad de adaptación, se vuelve cada día más urgente. Al mismo tiempo, los países más responsables de provocar cambios en nuestro clima deben comprometerse con un futuro más fuerte y sin emisiones de carbono.

Esta transición debe llevarnos a la justicia climática. Para CARE, se trata de un futuro en el que las personas más pobres y marginadas han mejorado significativamente su bienestar y pueden disfrutar de sus derechos humanos debido a una mayor resiliencia al cambio climático, una mayor igualdad y un aumento limitado de la temperatura global. Para lograr esto, CARE trabajará en tres vías interconectadas para cambiar:

  1. Mayor capacidad y activos para personas de todos los géneros
  2. Progreso a través de políticas y acciones de los gobernantes en el norte global y el sur global
  3. Fortalecimiento de la voz y la acción colectivas de la sociedad civil, incluidos los movimientos sociales.

áreas del programa

Defensa de Derechos

El cambio climático plantea la mayor amenaza para los más vulnerables, en particular las mujeres y las niñas, que a menudo son las que menos contribuyen a su escalada. La crisis climática global afecta todo lo que hace CARE y amenaza nuestra visión de un mundo de esperanza, tolerancia y justicia social donde se haya superado la pobreza y las personas vivan con dignidad y seguridad. Dado que se espera que la amplitud y el impacto de la emergencia climática empeoren en el futuro próximo, CARE debe hacer todo lo posible para garantizar que nuestras acciones sean parte de una respuesta global, urgente, efectiva y equitativa.

Adaptación y resiliencia lideradas localmente

Para reducir la vulnerabilidad de las personas al cambio climático, CARE se enfoca en desarrollar la capacidad de adaptación de individuos y comunidades: la capacidad de ajustar comportamientos, prácticas, estilos de vida y estrategias de subsistencia en respuesta al cambio climático y sus impactos. El enfoque de CARE para la adaptación se centra en proyectos de adaptación basados ​​en la comunidad específicos y en la integración de la adaptación al cambio climático en nuestro trabajo en sectores sensibles al clima. La adaptación es fundamental para proteger a millones de personas pobres y marginadas que corren el riesgo de perder la vida y el sustento como resultado del cambio climático.

Ecosistemas y soluciones basadas en la naturaleza

El cambio climático está teniendo un gran impacto en los ecosistemas y los recursos naturales. Las prácticas humanas están provocando una deforestación masiva, la degradación de los bosques, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento generalizado de los recursos naturales, lo que destruye la barrera natural que alguna vez nos protegió de los extremos climáticos. Paradójicamente, la destrucción de los sumideros de carbono, como los bosques y los humedales, está aumentando aún más las emisiones de gases de efecto invernadero. Estas dos tendencias del cambio climático y la degradación ambiental están amplificando los peligros naturales, haciendo que los más pobres sean aún más vulnerables y empeorando las desigualdades.

Los medios de vida sostenibles

Las temperaturas más altas, las lluvias erráticas y la creciente incertidumbre plantean desafíos importantes para los sistemas alimentarios y los productores de alimentos a pequeña escala, lo que erosiona la confianza en el conocimiento local de los patrones climáticos y los servicios de los ecosistemas. El aumento de la inseguridad alimentaria y nutricional frente a la emergencia climática es un desafío definitorio del siglo XXI. La seguridad alimentaria abarca la disponibilidad de alimentos, el acceso a alimentos nutritivos, la estabilidad del suministro de alimentos y buenas prácticas de cuidado, alimentación, salud y saneamiento, e implica tener un acceso constante y asequible a una cantidad suficiente de los tipos correctos de alimentos.

Igualdad de género

En sociedades donde las personas son discriminadas por motivos de género, etnia, clase y casta, ser hombre o mujer suele ser un factor decisivo para determinar los niveles de riesgo que enfrentan por el cambio climático, el clima extremo e incierto y los cambios en el medio ambiente. y economía La desigualdad de género es una causa fundamental de la pobreza. El cambio climático, a su vez, está empeorando la pobreza. Esto significa que las posibilidades de lograr una vida mejor para muchas mujeres y niñas se ven amenazadas por una doble injusticia: el cambio climático y la desigualdad de género.

Riesgo de desastres y acción humanitaria

El cambio climático está aumentando la frecuencia e intensidad de los eventos extremos, y esto requiere una mayor asistencia humanitaria. En 2019 se produjeron más desastres climáticos que nunca, y de los 33.4 millones de nuevos desplazados en 2019, el 70 % se debió a desastres relacionados con el clima. El cambio climático también puede agravar los conflictos existentes a gran escala y afecta la dinámica de la violencia comunitaria a menor escala. Como organización humanitaria, debemos abordar el cambio climático como factor impulsor de conflictos, desplazamientos y necesidades humanitarias.